VUESTRO SITIO

El espacio creado para el alumnado del IES Ciudad de Hércules. Éste es tu lugar, aquí podrás publicar todos los textos que desees, hacer sugerencias sobre libros, informar sobre noticias interesantes...todo lo que se te ocurra, sólo debes ponerte en contacto con algún miembro del departamento de lengua y se encargará de publicar lo que desees. Anímate a escribir.

lunes, 12 de julio de 2010

FELIZ VERANO

Chicos, el curso ya ha terminado; sólo desearos un feliz verano. Esperamos que durante estos meses sabáticos disfrutéis de algún buen libro y nos los recomendéis cuando empecemos de nuevo el curso en septiembre. Buen verano.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Ganadores "A ritmo de poesía"

Concurso "A ritmo de poesía". Dos alumnos del centro, Juan Marín y Luz Artiles, de 1º B, han sido ganadores del concurso "A Ritmo de Poesía" por dos poemas que hace un tiempo ya publicamos en el blog. Como premio, se editará un libro con todos los poemas ganadores, y por supuesto sus dos poemas aparecerán en dicho libro. Dentro de poco podréis leer esos poemas y muchos más en el libro ya mencionado, que se encontrará a vuestra disposición en la biblioteca. Enhorabuena a los dos.

viernes, 23 de abril de 2010

Utopía

A continuación os presentamos el texto "Utopía" escrito por Dévika Pérez ( 3º C) y que ha conseguido el segundo premio del concurso de cuentos "Poeta García Gutiérrez". Además nos ha proporcionado otras historias escritas por ella y que también han coseguido premios en otros concursos. Enhorabuena, Dévika. Esperamos que disfrutéis.

UTOPÍA

"¡Qué temprano es hoy!-Grita David mientras coge su chaqueta- ¡Mami, me voy con mis amigos a jugar, vuelvo a la hora de comer!

-Vale David, no te retrases, que ya sabemos tú y yo cómo eres con tus juegos…

“Hoy hace un día soleado, sí y muy bonito. Las abejas estarán muy contentas. Voy a pasarme por el parque para saludarlas. Seguro que se alegran de verme.”-pensó mientras se acercaba al parque que a él tanto le gustaba-¡ Hola chicas, Cómo estáis?

-¡Bien, David! Trabajando como siempre, hoy es un día duro, pero tendrá sus beneficios.- Le respondió una abeja mientras transportaba polen de un lado a otro.

-Vale, que tengas una buena jornada.-

Y David se alejó dando brincos mientras cruzaba el parque. Rebuscó en una bolsa de caramelos que había y sacó uno de frambuesa, era su preferido.

Se quitó su chaqueta tejida en hilo de oro y la dobló cuidadosamente en su brazo mientras se comía el caramelo sentado en un sillón enorme de terciopelo en el paseo del parque. Una elfa, se acerco a él y le dijo:

-¿Perdona, tienes fuego? Es para calentarme un poco, mira como estoy- y la elfa se señalo todo el cuerpo con la mano.

-Es verdad, que tienes que estar cogiendo frío, no, no tengo fuego pero toma – y le acercó su chaqueta- puedes quedártela.

-¡Quita eso de mi vista!-y le dio un manotazo a la prenda de ropa- Críos.

David pensaba que como podía hacerle semejante desprecio a él, a su príncipe, pero prefirió perdonarle, y la elfa se fue con un pronunciado movimiento de caderas.

Siguió comiéndose su caramelo mientras salía del parque y tomaba camino a la calle. La gente lo miraba con mala cara y cuchicheaban.”Sería por envidia, por lo bien vestido y la casa tan bonita que tengo” -pensaba David- “incluso han llegado a echar desperdicios alrededor”. ¡Como les gustaba a las personas decir calumnias de su familia!.

Entonces, David dejó caer su caramelo, cuando vio, vestidos de negro, a una especie de persona, mitad cabra, mitad hombre con orejas anchas y puntiagudas, ojos azules como el color de su piel y marcas en su cara. Un cuerpo esbelto y con cola. En la cola llevaba anillas, seria una especie de identificación. Y de su barbilla, colgaban dos tentáculos, los rostros de esos dos “hombres” se dirigieron a David y entonces él echo a correr.

Su madre siempre se lo decía, había que correr de los Drineis, ellos eran el adversario, crueles y perversos se lo llevarían al subsuelo, a su prisión, tenía que correr, correr, correr….

Entonces, David se quedó quieto, y un gran dragón con la boca abierta, y con ojos luminosos, se acercaba hacía él.

-¡Bien, viene a salvarme!- suspiró David con todas sus fuerzas.

Y quieto se quedo, entrelazando mirada con los Drineis y con el dragón. Viendo como la cara de los seres extraños se cambiaba de expresión y se echaban las manos sobre el pelaje. “eso, lamentaos por no cogerme, pero no será esta vez, cuando me vaya con vosotros”- pensó el niño.

Entonces el gran dragón de color azul chocó contra él.

Y efectivamente, lo había salvado de los Drineis.. El niño rápidamente corrió hacia la puerta que veía al final. “¡El dragón me había ayudado! Se lo agradeceré por encontrarme una salida de esos malévolos. Y el niño escapó, quedo libre.

Martes catorce de noviembre, una mujer con los ojos rojos e hinchados escuchaba, serenamente, lo que le decían, los policías:

- Mire señora, nosotros hicimos lo que pudimos. Cumplimos nuestro deber, cuando vimos al chico en horario escolar en la calle, quisimos cogerlo para llevarlo al colegio. Era su deber, y no me lo niegue. Ya sé que usted y su hijo son pobres y sobreviven en muy malas condiciones, y siento mucho el accidente. Sabemos que llevaba en la calle un par de horas. Ya le hemos relatado como sucedió todo, después de preguntarle a los presentes y a entidades.

Entonces, para sí misma, María se relató lo que le habían contado los policías:

“David, salió de casa y se dirigió a un parque no muy bien visto. Una señora le vio hablar solo, ante las flores. Luego un matrimonio lo vio rebuscar en una basura, hasta que encontró algo que llevarse a la boca. También tomaron datos a una prostituta que pasaba por allí, y dijo que sí, que se acercó a él para pedirle fuego, David le ofreció su chaqueta con boquetes, que días anteriores recogimos en la basura, ella le hizo un gesto obsceno y le dejó. El siguió su camino, entidades de la calle lo vieron andar, mal vestido y algo mugriento -¡Qué le importaba a la gente como iba su hijo, ellos eran felices juntos! No todo el mundo podía tener riquezas.- Entonces David vio a una pareja de policías, y corrió, tal y como yo le tenía enseñado. Se quedo parado en medio de la carretera mirando un deportivo que se acercaba a toda velocidad y a los policías, con una sonrisa. El coche no pudo frenar a tiempo, y arrolló a mi hijo, falleció en el acto. ¿En qué pensabas David? ¿En qué mundo vives?... me has dejado sola, aunque, en nuestras condiciones, era lo mejor que podías hacer, ahora estarás mejor, tú, en tu mundo”

Y María salió del cuartel de policía con la chaqueta de David en la mano, dirigiéndose a su chabola."

VACÍO AMANECER

Con manos temblorosas, le doy otro sorbo al café y sin tan siquiera percibir si está frío o caliente sigo leyendo el periódico.

Al parecer fue un suicidio, pues las únicas huellas que se encontraron en el arma fueran las del acuchillado.
Según la declaración de su pareja, la reconocida escritora Nora Fernández y testigo principal, el joven llegó en muy mal estado a su casa, a altas horas de la noche, y le entregó unos documentos. Cuando la escritora leyó los documentos el presunto suicida sacó una navaja, y se la clavo a sí mismo, cometiendo un homicidio contra su propia vida.
Todavía se desconocen las causas del presunto suicidio y el contenido de dichos documentos, ya que están bajo inspección policial.
Lo que sí está claro, es que esta extraña historia no deja indiferente a nadie, y muchos reporteros de nuestro periódico la investigan paso a paso.
Se publicará más información en el próximo número
.”

A lo que seguía una lista de nombres, de la gente encargada del reportaje.
Leer eso es como leer la sinopsis de una película. No me expresa nada, es una versión demasiado inexacta, demasiado insuficiente.
Faltan miradas, miedos, sentimientos.
Dejando caer la taza al suelo rompo a llorar, y escondo el rostro entre las manos.
Es culpa mía, después de todo lo que habíamos pasado juntos... todo ha acabado, por mi culpa.
Si hubiera sido más comprensiva, quizá…


“Era de madrugada y llovía.
El murmullo del viento hacía crujir la casa, un pequeño adosado a las afueras, en una zona tranquila. Las ventanas aullaban y yo no podía dormir, así que bajé al salón y me preparé un vaso de leche caliente, algo que siempre solía servirme (acompañado de unos sedantes, para que negarlo) para calmarme el maldito insomnio.
Miré por el cristal de la cocina, era una tormenta fea, las gruesas gotas golpeaban con rabia el suelo, como desquitando el dolor que provoca un frío desengaño.
Cerré los ojos, llevándome por el murmullo del aire gélido, acompañado por la acompasada marcha de la lluvia, un sonido de noche, soledad y silencio.
El ruido del microondas desentonaba completamente, así que lo apagué, y me olvidé de la leche por un momento para seguir arropándome con la calidez de la tormenta.
Y entonces, sonó el timbre, con furia, buscando mis oídos por cada rincón de la casa hasta hallarme en la cocina. El sonido pareció sonreír, y se introdujo en mí, anunciando que había alguien en la puerta.
Le hubiera dado las gracias, pero me interrumpía el espectáculo, así que sin pensar que iba prácticamente desnuda, y que eran las tres de la madrugada, fui a abrir.
Ni me digné a mirar por la mirilla, estaba como en mi mundo.
Abrí la puerta, que rugió, agradecida, y aparecieron ante mí los ojos de Daniel.
- Hola – me dijo, con ese tono de voz parsimonioso y suave - ¿Puedo pasar?
Le sonreí, a modo de asentimiento.
- Adelante – le dije acompañando mis palabras con un beso en la mejilla.
- No sabía si venir, es muy tarde – se disculpó, cuando pasamos al salón - ¿Te he despertado?
- Tranquilo, el maldito insomnio no me dejaba dormir – le aclaré.
Su boca sonrió, pero sus ojos seguían tristes, vacíos.
Daniel y yo llevábamos siete años de relación, prácticamente desde que éramos unos críos. Él vivía en mi casa, pero su padre había fallecido hacía apenas un mes, y ahora vivía con su madre. Nuestra relación era fuerte, juntos habíamos superados muchos baches, como que mi familia no aceptara lo nuestro, o mi incapacidad para tener hijos.
Pero desde el fallecimiento de su padre, Daniel no era el mismo, se veía indiferente, inexpresivo, como si toda la vitalidad que antes controlaba sus movimientos se hubiera ido, dejando un cuerpo vacío, triste y con mucho miedo.
Yo sabía que tenía que darle tiempo y estar ahí, para lo que fuera, pero me resultaba doloroso verlo sufrir de esa manera.
- ¿Estás bien? – le pregunté, obviamente preocupada.
Daniel se encogió de hombros, entre “no lo sé” y “no me importa”
- Quería pedirte un favor – dijo, cuando nos sentamos en el sofá.
- Claro – dije, intrigada.
Se pasó la mano por el pelo, distraído.
Movía sus ojos pequeños y tristes de un punto a otro de mi salón, sin fijar la mirada.
- Quiero que leas una cosa – dijo, con voz rota.
Entonces me fijé en que en sus manos había una carpeta azul, de las típicas.
- ¿Qué es eso? – pregunté.
- Algo que he escrito… y que me gustaría que ayudases a publicar – dijo, mirándome
- ¿Puedo? – le dije, señalando la carpeta.
- Mejor te lo leo yo – comentó.
Yo asentí, expectante, y por un momento el silencio se apoderó de la sala.
Entonces, empezó a leer.
“Todo empezó cuando vi sus ojos oscuros, cuando olí el aroma de su pelo, cuando acaricié su mejilla, cuando escuché su voz y cuando probé el sabor de sus labios; por primera vez…”
Mis cinco sentidos se entregaron a aquel relato, con ímpetu, y no pude evitar cerrar los ojos.
Su voz melodiosa se acoplaba perfectamente a cada palabra, dándole la intensidad y la rapidez justa a cada frase. Ese sentimiento que me transmitía se apoderó de mí, e hizo que me olvidará de todo lo demás.
A medida que la obra avanzaba, me di cuenta que no contaba otra historia que la mía con él, nuestra “historia de amor”, por llamarlo de alguna forma.
Entonces el sentimiento se alteró, y mutó hasta transformarse en uno completamente opuesto.
La historia dejaba a la luz no sólo todas nuestras intimidades, sino sus pensamientos en cada momento, y lo míos.
¿Había dicho que quería publicarla? Hacerlo significaba exponer a ojos de desconocidos y periodistas una parte de mí. Y mucho peor, a todos mis conocidos.
Era perturbar mi intimidad, interrumpir mi privacidad.
Romper el ciclo de la complicidad entre él y yo, destruir lo bonito del secreto.
Era como viajar a años luz, como ir aún universo paralelo, y encontrarte con una nueva persona, un nuevo hogar, un nuevo mundo.
Mis pensamientos se entreveraban y se desplegaban en mi cabeza, mientras Daniel seguía leyendo, con los ojos brillantes.
Cuando acabó eran las seis menos cuarto de la mañana. Él no había hecho ningún tipo de pausa y yo no había hecho ningún amago de sueño.
Mi mente ya repelía la novela, el simple miedo llegó a convertirse en puro instinto, en unas cuantas horas.
Me miró a los ojos, sin sonreír.
- ¿Qué te ha parecido? – murmuró.
- Pues, no está mal – mentí – pero… no creo que lleguen a publicártela. Las editoriales buscan cosas nuevas, originales, y no creo que ese tipo de novelas llegue a gustarles. Pero puedo preguntar en algún otro sitio, si quieres.
- No te ha gustado – comentó, con cierta frialdad – Dímelo y basta, no disimules de esa forma.
Me sentí como una niña, pillada en mi propia mentira. Pero, ¿qué podía hacer? De repente, la ira se apoderó de mí, sin previo aviso.
- Pues sí, no me gusta nada – comenté, sin ser consciente de mis palabras ni del duro tono que estaba empleando- ¿Has pensado en todo lo que me perjudicaría publicar eso?
Él me miró y por un momento no añadió nada.
- Vaya, no lo había pensado de esa forma – susurró, y en su voz había algo peligroso.
- Lo siento – le dije, con un tono suave.
- No, no tienes nada que sentir – sonrió forzadamente.
Me acerqué más a él, y le cogí la mano, mirándolo a los ojos.
- Dani – dije, intentando que me mirara, fracasando en el intento – Sé que lo estás pasando muy mal, y que en este momento lo menos que quieres es que te dé la paliza. Pero, tienes que intentar seguir adelante, irlo superando. Tu padre no va a volver porque tú te pongas mal. Es más, estoy segura de que a él no le gustaría que sufrieras, le gustaría que levantaras cabeza, y intentaras ser feliz.
Su mirada se clavo en mis ojos.
Me estremecí, porque era una mirada inerte, tan vacía que no parecía haber alma tras esas pupilas.
- Sólo queda frío – dijo, como adivinando mis pensamientos.
- No digas eso - le dije, con voz titubeante.
Pensé de nuevo en la novela, y pensé en que quizá le haría bien publicarla, sería como una fuga, un subterfugio a la luz.
Pero volví a ser presa del pánico y recordé todo lo que publicar eso significaba.
Estaba segura de que Daniel lo superaría, era fuerte, y de todas formas la muerte de su padre todavía estaba reciente.
Me aferré a esa idea, viendo lo que quería ver, pensando lo que quería pensar.
- No me queda nada – dijo entonces Daniel, como para sí.
- ¿Qué dices? – Le reproche – No estás solo, Dani, yo estoy contigo.
Se quedó mirándome, y luego sonrío.
Entonces me besó, de forma brusca y violenta.
Cuando se separó de mí, y me miró con una sonrisa vacía sentí verdadero terror.
Quizás en el fondo, sabía lo que me iba a decir, en el fondo, quizás sin admitírmelo a mí misma lo llevaba intuyendo desde hacía tiempo.
Podría haber susurrado yo las palabras que salieron de su boca.
- Tú ya no puedes llenarme.
Pero no las pronuncié yo, sino él, y me pilló por sorpresa que a pesar de saber cuáles serían sus palabras, me dolieran tanto.
Era como un polluelo al que dejaron abandonado justo antes de romper el cascarón.
Es como todas esas fotos de ese amigo que se fue, guardadas en una caja. Las fotos están ahí, pero al final ya no importan.
Mi alma se rompió en mil pedazos y me abandonó a mi suerte dejando tras de sí una estela plateada.
Aparté la mirada, para que no viera que los ojos se me habían llenado de lágrimas, pero él me alzó la cara, dirigiendo mi mirada hacia sus ojos.
- Nada puede llenarme ya – me explicó, y había tristeza en su voz – Estoy roto, y nada puede reponerme.
- Déjame intentarlo – le rogué yo.
- Lo has intentado, y te lo agradezco – repuso Daniel – esto era lo último – señaló la carpeta – y ni eso sirve para nada.
Se puso en pie, de un salto y extrajo algo de su abrigo.
Cuando me di cuenta de lo que pasaba Daniel caía al suelo, con una navaja clavada en el pecho.
- ¡Daniel! – grité, haciéndome daño en la garganta - ¡Dios mío que has hecho!
Él miraba la navaja, clavada en su cuerpo.
Me arrodillé a su lado, de un salto.
- No hagas esto, por favor, no puedes morirte, te necesito – le rogué.
Dirigió su mirada a mis ojos.
- Lo siento – susurró, y tosió, escupiendo sangre.
Entonces reaccioné.
Aún había solución, tenía que pedir ayuda.
Me lancé hacia el teléfono y marque con violencia el número de urgencias.
Gritando les dije lo que sucedía, y farfullé mi calle antes de soltar el teléfono y dirigirme de nuevo a Daniel.
Le cogí la mano.
- Tienes que aguantar, hay una ambulancia de camino – le dije.
Él negó con la cabeza.
- No – dijo, solamente.
- Por favor Dani, no te vayas ahora – le imploré llorando, mientras le cogía el rostro entre las manos.
Estaba frío, demasiado frío.
- Lo siento – repitió y tembló con violencia, escupiendo más sangre
Su cuerpo quedó rígido, y la luz escapó lentamente de sus ojos.
Le besé, en la boca, manchándome los labios con sangre, y al sentir que sus amoratados labios no respondían la realidad cayó sobre mí, como una pesada losa.
Se había muerto, me había dejado sola.
Me derrumbé junto a él, y me encogí, en el suelo.
La tormenta había cesado, el único ruido que se escuchaba era el de mi llanto roto.
Irónicamente, los primeros rayos del sol, entrando por mi ventana, anunciaban el comienzo de un nuevo día.
El primer amanecer sin Daniel, al que seguirían muchos más.”

SINIESTRA MEDIANOCHE

Me froto el pelo angustiado mientras en la otra mano aguanto el vaso medio vacío con la aspirina, llevaba ya disuelta medio hora, el mismo tiempo que parecía que había sucedido todo. No lo olvidare en la vida.¿ Cómo voy a olvidarlo si eso me marcara para siempre?

Era un sábado por la tarde, sin un plan todavía decidido para ese día tan deseado por cualquier joven, me senté delante del ordenador a pensar. Mi padre iba a salir a recoger a mi Ana. Llevaba ya dos años con ella...era única para mi, morena tan hermosísima. Estaba deseando irme a vivir con ella. Ya llevábamos un mes sin vernos. ¡Odiaba esos dichosos viajes de estudio de su carrera! La última vez que hablé con ella estaba en Florencia. Me conto que me traería una foto del David de Miguel Ángel, ella sabe que fascinaba esa escultura.

Obviamente no iba a quedarme solo en casa, haciendo aquel aburrido trabajo de Shakespeare que tenía que entregar dentro de una semana, y le prometí a mi padre que haría sin falta, pero llevaba ya tres semanas sin parar de estudiar además, nadie malgasta un día así en eso. Entonces, decidí llamar a Raúl, que eufóricamente, me cogió el teléfono. ¿Tanto hacía que no iba con mis amigos? Vaya, tal vez no me viene tan mal un descanso de mi querida.

Después de decidir, fui a Sevilla . Se comentaba en televisión que abría una fiesta, y la verdad, hacía tiempo que no me daba un capricho ni me ponía ebrio. Cuando llegue allí todo fue muy rápido, una detrás de otra, invitaciones de los amigos, bailes… ¡Hacía tanto que no hacía esto! Tenía que decírselo a Ana, había que venir aquí más veces.

Mire desorientado la hora de mi reloj, ¡Las 12 de la noche! ¡De aquí a Cádiz había aproximadamente una hora y media! Fue a despedirme de mis Raúl y demás, era consciente que en cuanto les dijera adiós no pararían de decirme que durmiera en alguna de sus casas. Efectivamente no dejaron de repetirme que iba muy ebrio y era mejor esperarme a mañana, pero ellos no lo entendían.

A pesar de sus suplicas, abrí mi viejo volvo negro y lo puse en marcha. Me despedí con un leve movimiento de mano de todos ellos. En unos cuantos minutos ya estaba adentro de la autopista A-4. Pisé un poco más el acelerador, por unos cuantos kilómetros más no creo que importara, a esas horas no había mucha gente circulando.

Mire el cuentakilómetros y cambié la palanca de marcha, ya por inercia. Pero empecé a parpadear a causa del sueño, que me iba invadiendo. Escuche un pito muy penetrante y que me llego hasta el último rincón de mi cuerpo, y mi última visión fue la de un Audi rojo, tenía pinta de ser nuevo, era igual que el que yo quería por mi cumpleaños. Hacía muy buen clima dentro de mi coche, y cerré los ojos, solo un poco, para poder seguir mas tarde.

Me despertó un zarandeo en la cabeza, suave pero impaciente. Abrí lentamente los ojos, me costaba, pero divisé tres siluetas al lado mía iban de amarillo y negro, un amarillo reflectante, ¿eran del SAMUR? Me pregunté. Efectivamente, tenía un collarín puesto y puntos en la mandíbula, me estrelle, miré hacia la derecha y vi mi coche aplastado por el frontal, hecho pedazos. Mi padre me iba a matar, pensé..Y entonces vi el coche rojo pocos metros más adelante aun mas destrozado que el mío. ¿Qué paso con las personas, están bien? No paraba de preguntarle a aquel chico rubio que no hacía más que volver a tumbarme. Me resistí y con muchos esfuerzos me puse en pie.

Mi última imagen fue la de Ana en una camilla en sus últimas bocanadas de aire mientras la reanimaban y a una chica pelirroja cerrando la cremallera de una bolsa donde estaba mi padre.

No podía creérmelo, ese coche destrozado rojo era mi regalo de cumpleaños, había matado a mi padre y a mi novia. Y todo por ser un impaciente.

Todavía sentado en el tanatorio no soy capaz de creérmelo. Si solo hubiera sido un poco más comprensivo… que noche más insensata, vaya coincidencia

SOMBRAS Y PENUMBRAS

¡Era tan mono e inocente!¡Y pensar que todo empezó aquel día en clase!Loren era un alumno nuevo de mi clase de bachiller. Tenía unos ojos verdes, Medía uno ochenta aproximadamente, su pelo era negro, tez ligeramente pálida aunque ese día sus mejillas parecían rosadas de su timidez, una criatura, sin duda, preciosa. Su paso era nervioso y desigual, resultaba gracioso ver lo tímido que era y como intentaba centrar su perdida mirada en el suelo.

-Este es vuestro nuevo compañero. Loren, toma asiento al lado de Amy- dijo José, nuestro tutor, un hombre algo avejentado, señalando el pupitre que quedaba vacío a mi izquierda.

Admito que tanto mi aspecto como mi actitud eran un tanto estrafalarios y siniestros. . Mis compañeros dicen que soy una chica ¿Gótica? Me río ante la idea tan descabellada que tienen de mí. ¡Ni se les pasa por la cabeza lo que verdaderamente soy! No soy muy sociable pero en fin tampoco es para tenerme miedo dejarme marginada en el fondo de la clase en la zona donde da la sombra.

Me sobresalté al oír su voz saludándome con un “Buenos días Amy” Su tono era tan... no lo sé… tan especial...distinta a la de los demás .Igual que su sangre.

¡UPS! se me olvido comentar que yo… ¿soy vampira?

Pasó el tiempo y Loren y yo nos hicimos inseparables, siempre unidos, aunque tuvo que sacrificar el no relacionarse con los demás, a el no le importaba y decía que yo le llenaba tanto como todos ellos juntos o más. Para ser sincera creo que, mejor dicho, admito que estaba empezando a enamorarme de él. Aunque, cada día tenía más ganas de beber su sangre, lo quería pero mis instintos eran crueles. Hasta que un día hice lo inesperado. Mi sed pudo controlarme y un día lo hice llamar para que viniera a una habitación abandonada del centro. El inepto llevado por su corazón vino y me dispuse a quitarle la vida.

Aún puedo recordar cuando veía como poco a poco se estremecía con un paso irregular hacía atrás .Hasta que se chocó contra la pared. Con un sudor frío me miraba con esos ojos en los que sobresalía el miedo. Era tan tierno y frágil que me salía esa risa perversa que tanto le gustaba. Me acercaba lentamente mientras veía sus ojos posados en mi silueta aun más tenebrosa por la pálida luz de la luna a la vez que sus ojos se hacían más profundos con ella. Si hubiera que expresar como me podía sentir esa noche me faltan palabras pero basta con decir que ni yo misma me lo creía. Pase de sentirme insegura y frágil a sentirme llena de confianza conmigo misma. El deseo que yo sentía por besar sus carnosos y preciosos labios color rojo era el mismo que tenia para que su sangre pasara por mi garganta

Lo tenía prohibido, no podía hacerlo. Aún así me acerque más y más a él.

Me posé como una mariposa se posa en la flor delante suya, volviendo a comprobar que sentía miedo y que se le notaba nervioso y claustrofóbico en una habitación cerrada con pestillo , su peligro era más intenso cuando se daba cuenta que se encontraba encerrado conmigo. Pose mi dedo pulgar muy suavemente por su labio inferior de comisura a comisura viendo que a cada paso que yo daba su cuerpo más temblaba. Era tan fuerte pero no se movía, era débil frente a mi presencia. Sus brazos no se movían para apartarme, su cuerpo no se estremecía para irse, era tan débil como una pluma en plena ventisca.

Le agarré bruscamente de la camiseta acercándolo a mi y roce mis labios con los suyos, tan bonitos…tan carnosos…tan rojos...sus labios calientes estaban tan quietos tan inertes pero no me importaba.

Acerqué mis labios a su oreja y le susurré: “Te advertí que dudaba aguantar semejante deseo” Acto seguido lo solté me di la vuelta abrí la puerta le eché una última mirada comprobando como yacía, quieto, pensativo y mirándome fijamente.

Le solté una sonrisa y desaparecí tras las sombras. No tuve valor para matarlo a pesar de

que mi sed era infinita, pero lo amaba demasiado. Y como todas las noches a altas horas me volví a encontrar aquí sentada, en la cornisa de la ventana, en el exterior de sus aposentos, apreciando su silueta, que estaba dando vueltas dulcemente en su cama, enredado entre sus sábanas blancas, tenues a la luz de la luna que hace palidecer aún mas su rostro rosado. Los cabellos se me enredan en mi rostro involuntariamente, gracias a la dulce brisa de la noche despejada. Mis ojos negros cual pozo sin fondo le miran y miran a ese muchacho, ese muchacho para quien mis noches las paso en su ventana lejos de la sociedad, y mis músculos se estremecen con solo ver esa silueta enredada entre sus . sábanas.

No pude aguantar.

Abrí la ventana dejando que la brisa entrara y limpiara la habitación con su aire frío. Fue divertido verlo tiritar unos cuantos segundos y arroparse así mismo, sin que su inocentemente pudiera percatarse de mi presencia agazapada en un rincón y de lo que

sucesivamente iba a pasar. Me acerqué sigilosamente al lateral de la cama en el que se

encontraba mi víctima mi hermosa y suculenta víctima. Estaba dormido profundamente,

tan tierno…tan inocente…¡era el momento!

Clavé mis blancos y afilados colmillos en su suave y aterciopelado cuello succionándole

toda la sangre de su cuerpo, su sangre, su hermosa sangre hasta dejarlo pálido como la

nieve, me retiré de su cuello y por mis comisuras caía dos hilos de sangre color carmín

y mis ojos estaban dorados, saciados de placer, así que lo envolví en las sábanas y la luz del amanecer sería resultaría ser la primera testigo de esta atroz y dulce masacre.

Salté por la ventana y desaparecí entre las sombras y penumbras del edificio…

martes, 20 de abril de 2010

EL GUARDIÁN DE GADES

A continuación os presentamos el cuento creado por Víctor Martínez y que ha obtenido el primer premio de su categoría en el concurso de cuentos " POETA GARCÍA GUETIÉRREZ". Esperamos que os guste. Podéis dejar vuestra opinión en comentarios. Gracias

El Guardián de Gades
( por Víctor Martínez 2º C)


La Muerte avanzaba hacia mí. Se me abalanzaba, montada sobre su corcel volador. Negro. Oscuridad. Así es como una vida se acaba. Puede ser consecuencia de la guerra entre dos reinos, por una venganza personal o simplemente porque te descuides, tropieces con una piedra y te mueras; pero el caso es que la Muerte siempre está al acecho para llevarte y sumirte en la oscuridad eterna.
Bueno, no era así como pretendía comenzar la historia de mi vida, precisamente con mi muerte, pero como necesito que lo comprendáis todo voy a empezar desde el principio.
Mi nombre no importa, pero el pueblo fenicio me llama “El Guardián”. Mi misión es muy importante: Me coloco en el extremo Oeste de la ciudad de Gades y vigilo si vienen enemigos desde los confines del mundo. En tal caso, hago sonar una campana tan fuerte que se oye en alta mar.

Os preguntaréis quiénes son esos enemigos tan temidos por nosotros, los fenicios; pues son los atlantes, los malvados humanos que vienen desde la Atlántida. Si nunca habéis oído hablar de la Atlántida, debéis de saber que es un isla en el fin del mundo, de la que no hay retorno. Sólo los atlantes y algunas bestias viven allí. Hay seres misteriosos con tres ojos y unas alas membranosas, que se alimentan de pescado, y también hay un depredador con un pelaje que cambia de color según su estado de ánimo o para camuflarse y emboscar a la presa. Todo esto lo sé porque antiguamente el pueblo fenicio tenía muy buenas relaciones con los atlantes, y cada cuatro primaveras ellos venían a Gades para intercambiar productos, ya que en la Atlántida no tenían espacio para cultivar, y exclusivamente se podían alimentar de pescado.
Los atlantes tienen una tecnología muy avanzada, con esos rayos de fuego y sus corceles de piedra, que andan sin patas. Pero pronto no se contentaron con su pequeña isla y empezaron a atacar a otras ciudades fenicias. Y precisamente por ese poder y esa tecnología pronto las ciudades y sus habitantes quedaron sometidas o aniquiladas. Únicamente quedó Gades, como un reducto de fuerza rebelde.
Pero un día, apareció entre la bruma un barco atlante, con su casco duro como el granito de las murallas de Gades. Rápidamente di la alarma, para que interceptaran al barco blindado que se acercaba desde alta mar. Cuanto más lejos de la ciudad se desarrollara la batalla, mejor, porque si lograban penetrar estábamos perdidos.

Salió del puerto una flota con nuestros mejores barcos. Se acercaron al gigante, que era unas tres veces mayor. Le lanzaron flechas, mientras yo lo observaba todo desde lo alto de la muralla. El gigante ni se inmutó ante nuestro ataque. De los flancos del barco atlante surgieron dos tubos cilíndricos, que centelleaban ante el sol matutino. Un estallido como un trueno y uno de nuestros barcos se fue a pique. Otro estallido y otro barco a pique. Nadie comprendía que es lo que pasaba, y que eran esos estallidos. Nuestra flota se encontraba en el fondo del mar, y el gigante atlante se acercaba impasible para aniquilar lo que quedaba de resistencia rebelde. Entonces recordé lo que me había dicho mi padre, el antiguo Guardián, antes de morir: “Si alguna vez Gades esta en un peligro inminente, ve al templo dedicado a la diosa Astarté y dile a la sacerdotisa que ha llegado el momento de usar el poder de los dioses. Este secreto se ha transmitido de padres a hijos, y todos los Guardianes hemos deseado que nunca tengamos que hacer uso de él.”

Había llegado el momento. Bajé las escaleras corriendo y fui al templo. A todas las personas que se cruzaban en mi camino les decía: “¡Se avecina una batalla!¡Cojan a sus hijos y salgan por la puerta Norte!”.Al llegar al templo, la sacerdotisa me dijo:

- Te estaba esperando.
- Yo te estaba buscando. Ha llegado el momento.- le contesté.
- Lo sé. Sígueme.

Me condujo hasta una sala misteriosa, y allí me entregó un báculo.
- Haz un buen uso de él.- me dijo.

Le di las gracias y me marché a lo alto de la muralla. El gigante estaba a escasos cincuenta metros de mí. No sé por qué, pero aunque nunca me habían enseñado a usar el báculo, sabía exactamente lo que tenía que hacer. Empecé a invocar a los dioses en fenicio antiguo:
ю ћў џюќчјчїху тѓ ѕẅ ћъьџ ґђẁ Йкѕ щζ(Traducción: ¡Oh, gran diosa Astarté, dame tu fuerza y poder para combatir el mal!)

Lancé un rayo contra un casco del barco, pero rebotó en esa quilla tan resistente que tenía, que podía partir mil barcos y seguir sin un sólo rasguño. Comprendí que por la fuerza no le iba a vencer. Creé una ola de tal magnitud que tapó el sol durante unos instantes y rompió contra el gigante marino. Se hundió, pero los tripulantes lograron salir, montados en sus caballos de piedra, que flotaban sobre el agua. La ola siguió mar adentro. Ahora, aunque esté muerto, he averiguado, gracias a la sacerdotisa que algunas veces contacta con el mundo de los muertos, que mi gran ola sumergió a la Atlántida bajo las aguas.

Me planté en medio de la puerta de entrada a la ciudad. Pasarían por encima de mi cadáver. Lancé rayos a diestro y siniestro. Sólo quedaba un guerrero y me iba a embestir o a matarme con sus armas que hacían agujeros en la carne, a más distancia que cualquier arco, lanzando unos objetos más pequeños que una piedra. No me daba tiempo de lanzar un rayo mortífero. Rápidamente, contacté mentalmente con la sacerdotisa y le dije que iba a morir, pero que Gades estaba a salvo. Esquivé la primera embestida. Le lancé un rayo y lo herí de muerte pero aún así siguió luchando. La segunda embestida,y no tenía fuerzas para esquivarlo.

La Muerte avanzaba hacia mí. Se me abalanzaba, montada sobre su corcel volador. Negro. Oscuridad. Así es como una vida se acaba. Puede ser consecuencia de la guerra entre dos reinos, por una venganza personal o simplemente porque te descuides, tropieces con una piedra y te mueras; pero el caso es que la Muerte siempre está al acecho para llevarte y sumirte en la oscuridad eterna.

lunes, 19 de abril de 2010

GANADORES CONCURSO "POETA GARCÍA GUTIÉRREZ"

Dos alumnos de nuestro centro han resultado ganadores del XXVI CERTAMEN ESCOLAR DE CUENTOS "POETA GARCÍA GUTIÉRREZ". Enhorabuena a los dos. Dichos alumnos son:

- Víctor Martínez de 2º C con el cuento "El guardián de Gades" ha obtenido el primer premio del grupo D

- Dévika Pérez de 3º C ha ganado el segundo premio del grupo E con el cuento "Utopía"

La entrega de premios tendrá lugar el próximo lunes 26 de abril a partir de las 17:30 horas en el Teatro Moderno, teniendo lugar a continuación la representación de la obra de teatro infantil "Nina Calcetina" a cargo de la compañía La Ratonera Teatro.

En cuanto podamos publicaremos los dos cuentos para que todos podamos leer estas magníficas historias creadas por estos dos alumnos. Enhorabuena de nuevo a los ganadores.

miércoles, 3 de marzo de 2010

POEMAS Y DEBATE: el mundo del toro

Hace algunos días, en la clase de 2º E, los alumnos crearon unos poemas que luego debían plasmar en un dibujo. Entre todos los poemas elegimos los tres mejores, que son los que a continuación mostramos:

Fútbol
entretenido, divertido e interesante
en el campo, en la pista y en la calle
chutar, parar y regatear
el fútbol es como una lucha por el gol
la afición sigue a su equipo hasta la muerte

Francisco Aragón 2º E

Mi corazón
que se siente pequeño, romántico y sincero
que viaja contento por tus manos, por tus labios y por tu pelo,
que sueña contigo, ríe por ti y mira sin saber dónde.
Así es mi corazón,
que pide a cada estrella de la noche,
a cada ola que baila en el mar,
y a cada lágrima que llora,
que algún día tu corazón sienta algo similar,
una inspiración, un deseo, una oportunidad
para ver tus labios con los míos rozar,
y que haga que mi corazón bombee,
como nunca lo había hecho,
desde aquel día que te vi sonreír
y mi cuerpo abrazar.

Rebeca Millán Panés 2º E

Ese toro negro azabache
que en el campo
se hace fuerte como el mar
un día es llevado a la plaza
para luchar por ganar
trota y embiste sin descanso
igual que lo hacía en el campo
pero la suerte no está de su lado
y termina derrotado

Miguel Aragón Guerrero 2 º E

Cuando leímos y elegimos este último poema sobre el mundo de los toros, surgió en clase un debate sobre este tema y todos los alumnos dieron su opinión al respecto. A continuación mostramos un resumen de la ideas aportadas, tanto a favor como en contra del mundo taurino:

1. Nosotros/as opinamos que este poema trata un tema polémico, porque el toreo está considerado una cultura y algo de lo que las personas deberían disfrutar. Para nosotros el toreo es algo cruel e injusto que deberíamos frenar, porque es una manera de matar animales de una forma cruel y haciéndoles sufrir para nuestro entretenimiento.

Como dicen algunos, es una tradición, pero esto no significa que no la podamos cambiar. Los toros tienen derecho a vivir la vida en libertad y no tener que ser obligado a entrar en la plaza y pelear contra su muerte.

Alba, Millie, Rebeca...

2. Apoyamos los toros porque hay muchas personas viviendo de ese mundo y si lo quitan, muchas familias quedarían sin trabajo. Aparte de eso, las dehesas son parajes naturales que contienen millones de seres vivios y si quitamos los toros desaparecerían y con ellas el toro bravo.

Dicen muchas personas que el toro bravo es torturado y eso es totalmente falso porque cuando algo o alguien es torturado intenta escapar, pero el toro bravo hace todo lo contrario, él quiere embestir porque eso es lo que él hace y para lo que ha nacido.

Creemos que a los toreros se les trata como a asesinos pero eso no es así porque se están jugando la vida ante un animal que lo podría matar si quisiera. Pero no huyen, sino que afrontan el miedo y lo torean. Además, a ellos les da mucha pena tener que matar a algunos toros que han sido buenos.

Pensamos que hay cosas peores por ahí, porque no se los mata así porque así, y además se le da una oportunidad que no se le da a ningún otro animal como es el indulto. ¡Por eso estoy con la fiesta!
Miguel, Lucía Tania...

Esto fue lo que los alumnos de 2º E opinan respecto a este tema, si quieres dejar tu opinión hazlo en comentarios.

miércoles, 24 de febrero de 2010

BODAS DE SANGRE

Los alumnos de 4º eso han tenido la posiblidad de asistir a la representación de una tragedia de uno de los grandes escritores andaluces de la generación del 27. Si asististe a la obra vota en la encuesta para conocer tu opinión. Para los que quieren conocer más sobre este autor y su producción os dejo algunos enlaces:

http://es.wikipedia.org/wiki/Federico_Garc%C3%ADa_Lorca

http://www.garcia-lorca.org/Home/Idioma.aspx

http://www.tinet.cat/~picl/libros/glorca/gl000000.htm

http://www.monografias.com/trabajos44/bodas-de-sangre/bodas-de-sangre.shtml